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sábado, 23 de abril de 2022

MICHAEL POWELL & EMERIC PRESSBURGER: "One of our aircraft is missing"

  

Blu-ray review:

- British Film Institute/BFI (2021)

- Image: 1'33/4:3

- Subtitles: English (just for the main feature)

- Running time: 102' 55"

Extra features:

- "An airman's letter to his mother" (1941, Michael Powell) - 1'33/4:3 - 5' 46" - HD

- "The volunteer" (1943, Michael Powell & Emeric Pressburger) - 1'33/4:3 - 44' 11" - HD

- "Target for to-night" (1941, Harry Watt) - 1'33/4:3 - 50' 02" - HD

- "The biter bit" (1943) - 1'33/4: - 14' 19" - HD

- Audiocommentary by Ian Christie

- Image gallery - 3' 54"

- A black & white 36-page booklet with Emeric Pressburger's narrative adaptation of the film's screenplay

- A black & white 40-page booklet on all of the Blu-ray features

¡La primera novedad de Powell & Pressburger del año! Un Blu-ray con su primera película juntos bajo el mítico encabezado de "escrita, producida & dirigida por". La pena es que la imagen no ha sido restaurada como se merecía, y tenemos que sufrir una "lluvia" constante de rayitas y suciedad.

Para compensar, tenemos dos cortometrajes ("An airman's letter to his mother" y "The volunteer") que ya habían sido editados en DVD, pero que ahora reciben el tratamiento de la alta definición, aunque no estén subtitulados, como ninguno de los extras.

El audiocomentario de Ian Christie, aunque interesante, no es un verdadero "comentario" de lo que se está viendo, sino un simple artículo leído en voz alta, sin relación directa con las imágenes sobre las que se superpone. Por ejemplo, aunque se hace una biografía de los principales actores, en ningún momento se intenta identificarlos según van apareciendo en pantalla.

"Target for to-night" es un entretenido docu-drama que recrea la misión de un bombardero inglés sobre Alemania, lo que lo convierte en un buen complemento del argumento de la película principal.

"The biter bit" es un abierto panfleto anti-nazi, cuya inclusión en el lote se justifica por estar narrado por Ralph Richardson, el co-protagonista de la anterior "The volunteer".

Las imágenes de la galería son interesantes y vienen a pantalla completa.

De los dos folletos, el más interesante es el de 36 páginas

porque contiene la adaptación narrativa que el propio Pressburger escribió sobre el guión de la película.

La carátula es reversible y tiene una segunda imagen creada expresamente para esta edición:


Hay al menos otras dos ediciones previas en DVD, ambas de 2008, y ambas con el mismo problema de "lluvia" en la imagen comentado previamente. La edición de Alpha Video adolece además de una imagen muy sucia y envejecida, y carece de subtitulos:


 

La de Universal sí que tiene subtítulos en inglés y una imagen más nítida:


viernes, 22 de abril de 2022

De cómo Diana Palmer se despidió del Fantasma (Capítulo 2)

(Al día siguiente) 

Cuando Diana Palmer, famosa y joven exploradora, llega al muelle de pasajeros de Yakarta, una multitud de periodistas la está esperando, y la rodea antes de que pueda subirse al Clipper con destino a San Francisco.

- ¡Miss Palmer! ¡Miss Palmer!

- ¿Es cierto que ha estado secuestrada por una banda de piratas?

- ¿Tiene esto algo que ver con la expedición del ámbar gris?

- ¿Sabía que su tío Dave ha estado a punto de venir en persona a buscarla?

- ¿Cómo ha conseguido escapar usted sola? 

Diana sonrió al escuchar la última pregunta, que las autoridades indonesias nunca le hicieron. Su mayor interés lo pusieron en librarse de ella cuanto antes. 

Los reporteros son básicamente una tribu muy similar, en cualquier parte del mundo. Chillones, ruidosos, inquisitivos hasta la exasperación. Se empujan unos a otros sin el mayor reparo, con tal de conseguir el lugar más ventajoso en la fila. Y también muy extravagantes, como aquel tipo al fondo de todo: con el calor que hace y él vestido con una gabardina larga abotonada hasta arriba, sombrero Stetson calado y gafas oscuras. 

Diana estaba más que acostumbrada a la atención de los reporteros, allá donde fuera. La aceptaba con gusto, porque era publicidad gratuita para sus expediciones. Además, para qué negarlo, a veces hasta disfrutaba dejándose enredar en el juego de los halagos y de la vanidad. "Miss Palmer, ¿cuál es el secreto para mantenerse tan hermosa después de 15 días vagando por el desierto del Gobi?" 

Pero algo es extrañamente diferente hoy. Aquella situación, antes tan normal y corriente para ella, carece ahora de sentido. 

- Venga, muñeca, danos algo. Hemos venido desde la Vieja Unión sólo para informar sobre tí. 

Unos sacan fotografías sin parar, mientras otros lanzan pregunta tras pregunta. Todos ellos inmersos en el frenesí de arrancarle una declaración a la reacia exploradora, o de capturar con sus cámaras su mejor perfil. 

Todos menos el tipo aquel de la gabardina y las gafas oscuras, que ni siquiera parece tener un cuaderno de notas. 

La azafata de vuelo le pide a Diana que por favor se dé prisa: el Clipper había hecho escala en Yakarta sólo para recogerla a ella. Diana contempló durante un segundo el impresionante contorno del hidroavión de la Pan Am y luego empezó a subir por la pasarela. 

Pero, aún así, algo seguía zumbando dentro de su cabeza. Algo todavía sin resolver. 

¿Quién se pone una gabardina en pleno Océano Índico? ¿Qué reportero sale a la calle sin una cámara o una libreta? ¡Esas sí que eran preguntas dignas de respuesta! 

Diana se giró de repente, pero demasiado tarde... 

Él había vuelto a desaparecer... como un fantasma... 


(Continuará)


(O no)

jueves, 21 de abril de 2022

De cómo Diana Palmer se despidió del Fantasma

- Hola. Te has dormido de cansancio y te caíste del caballo. He tenido que ponerte delante para poder sujetarte. Si quieres paramos, y te vuelves a montar en la grupa.

Diana Palmer siempre estaba en forma y nunca antes, en su carrera de "famosa y joven exploradora", le habían fallado las fuerzas. De hecho, esta historia empezó, hace apenas una semana, a bordo del transatlántico S.S. Trotter, destino Nueva York, con ella recibiendo clases de boxeo del Primer Oficial, y superándolo fácilmente en rapidez de pegada. Desde entonces, había sido raptada por los Piratas Singh, encerrada en una guarida submarina en la ignota isla de Luntok, frente a la costa de Sumatra, interrogada y torturada para que revelara la localización exacta del depósito de ámbar gris por ella descubierto, liberada luego por aquel misterioso hombre enmascarado, y, en fin, sufrido mil peripecias, incluyendo ataques de tiburón, tiroteos y carreras sin fin, antes de conseguir huir.

Sí, la "famosa y joven exploradora" estaba agotada, pero el brazo de su extraño salvador la rodeaba con firmeza, y el pecho sobre el que se recostaba le resultaba muy acogedor. Por primera vez en aquella accidentada semana, Diana Palmer se sentía tranquila y a salvo.

Lo cual, por otra parte, no era un sentimiento muy prudente. Aquel hombre iba vestido de la forma más estrafalaria: un mono ceñido se ajustaba a su cuerpo y le cubría desde la cabeza hasta las botas, salvo en la cintura, donde llevaba superpuesto un calzón a rayas oblicuas; del cinturón le colgaban dos cartucheras para sus pistolas automáticas; y, lo más perturbador, los agujeros para los ojos de su antifaz estaban tapados, de forma que nunca se podía saber hacia dónde estaba mirando en cada momento. ¿Y de qué tela era aquel mono? ¿O son mallas? ¿De licra? ¿De cuero? Parece muy cómodo, pero, ¿cómo puede oír con esa capucha tan ajustada que le tapa también las orejas?

A pesar de todo, Diana nunca le tuvo miedo. El timbre de su voz era firme pero amable. Y sus nervios debían estar hechos de acero: a pesar de todas las veces que habían estado a punto de morir de forma violenta, él nunca perdió la calma, ni se dejó llevar por la ira o la desesperación. No cabía duda de que era un verdadero profesional.

Ahora bien, un profesional ¿de qué?

- ¿Adónde me llevas?

- A la comandancia de la guardia costera. Allí te pondrán en contacto con el consulado de Estados Unidos. Tu desaparición ha causado un gran revuelo y será un gran alivio para ellos el poder ayudarte.

- Un perro nos está siguiendo. (Nada más decirlo, Diana se dio cuenta de lo absurdo del comentario.)

- No es un perro, es un lobo - respondió tranquilamente el Enmascarado.

Cuando salieron de la selva se encontraron con los primeros rayos del amanecer. En el puesto de la guardia costera, a pocos metros frente a ellos, no se distinguía todavía ninguna actividad.

El Enmascarado desmontó del caballo y ayudó a bajarse a Diana.

- Aun estás un poco débil. ¿Te ves capaz de ir andando sola hasta la entrada?

- Sí, estoy bien. Es un poco de modorra, nada más. ¿No vas a entrar conmigo?

- No. Ya no me necesitas.

El Enmascarado soltó las riendas de su hermoso garañón blanco para que pudiera mordisquear la hierba a su gusto. El lobo, tumbado sobre sus cuatro patas, parecía no tener ninguna preocupación en la vida.

- ¿Es que te busca la policía, o algo así?

- No. No soy ningún fugitivo, porque no saben que existo. Y es mejor para mi trabajo que las cosas sigan así.

- Pero los piratas sí que te conocían. ¿Cómo era aquello que te llamaban?... "El duende que camina"? No, no... "El fantasma que anda"...

- Lo que hay entre la Hermandad Singh y mi familia viene de antiguo...

(Silencio)

- Me tengo que ir ya, Diana.

- ¿Alguien te ha contratado para rescatarme?

- No.

- ¿Se ha ofrecido alguna recompensa?

- Que yo sepa, no.

- Pues entonces no lo entiendo... ¿Por qué has hecho todo esto por mí? Te hubiera ido mejor dejándome atrás, no he sido más que una carga.

- No, ni mucho menos. Has sido muy valiente y has seguido todas mis instrucciones sin perder los nervios, y sin dudar. No me conoces de nada, pero has confiado en mí, y por eso hemos conseguido escapar.

El caballo acercó la cabeza y el Enmascarado se la acarició sin desviar la mirada.

- Sí, ya nos vamos, compañero, antes de que nos vean.

- Es un animal magnífico. ¿Trabajas en una reserva de animales, o algo así?

- (Sonriendo) "Héroe" me lo regaló una persona agradecida, que supo ver que me sería de gran ayuda tener una buena montura. "Diablo", en cambio, es un huérfano al que recogí y crié siendo un cachorro y desde entonces no se separa de mi lado.

A lo lejos sonó un toque de corneta.

- Aquí nos separamos, Diana.

Ella se dio media vuelta y enfiló el camino hacia la comandancia. Llevaba media docena de pasos andados cuando se detuvo y se giró.

El Enmascarado seguía en el mismo sitio, acariciando distraídamente la noble cabeza de "Héroe". El lobo no miraba a nadie en particular.

- ¿Volveré a verte alguna vez? - dijo Diana.

- (Silencio)

- Ya es de día. Deberías irte ya.

- Sí.

Cuando Diana llegó a la garita de entrada le salieron al paso un par de guardias muy alterados. Ella se giró una última vez... pero el Enmascarado ya no estaba allí. Se había vuelto a la selva, con su lobo que no es un perro, y montado en su caballo blanco.

 

(Continuará)