Aunque John Boorman sea uno de mis directores favoritos (Excalibur, por supuesto, y otras cuantas más), la razón de reseñar la segunda parte de sus memorias (Conclusions, editado en tapa dura por Faber & Faber en 2020) es por una mención que hace a Michael Powell en la página 103.
Boorman cuenta que él y Martin Scorsese se asociaron como productores para que Powell pudiera llevar al cine su novela A waiting game (de la que hablé el 19 de febrero de 2020 con motivo de su edición en España como Juego de espera). Aunque no se especifican fechas, se dice que por aquel entonces Powell se acababa de casar con Thelma Schoonmaker, o sea que debió ser en 1984 o algo más tarde.
Lo que me resulta un tanto difícil de creer es que, según Boorman, la película no se llegara a realizar porque Powell se mostraba dubitativo a la hora de tomar decisiones sobre el reparto y la fecha de inicio del rodaje, y cambiaba de idea constantemente, lo que Boorman achaca a una pérdida de valor causada por su avanzada edad (Powell debía rondar entonces los 78 ó 79 años).
¡Pero si Powell no deseaba otra cosa que volver a filmar películas y siguió desarrollando proyectos! (Él fue el primero en querer adaptar los Cuentos de Terramar de Ursula K. LeGuin, antes incluso que Hayao Miyazaki, y llegó a escribir un guión junto a la propia LeGuin.)
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