-
¿Quién eres? - dijo el principito -. Eres muy lindo.
-
Soy un zorro - dijo el zorro.
-
Ven a jugar conmigo. ¡Estoy tan triste!...
-
No puedo jugar contigo. No estoy domesticado.
-
¡Ah! Perdón - dijo el principito. Pero, después de reflexionar, agregó: ¿Qué
significa "domesticar"?
…………
-
Es una cosa demasiado olvidada - dijo el zorro -. Significa "crear
lazos".
-
¿Crear lazos?
-
Sí. Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil
muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más
que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos
necesidad el uno del otro. Serás para mi único en el mundo. Seré para ti único
en el mundo.
…………
-
Mi vida es monótona. Cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se
parecen y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero, si me
domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido de pasos que será
diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra.
El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una música. Y además, ¡mira!
¿Ves, allá, los campos de trigo? Yo no como pan. Para mí el trigo es inútil.
Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¡Es bien triste! Pero tú tienes cabellos
color de oro. Cuando me hayas domesticado, ¡será maravilloso! El trigo dorado
será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo…
…………
-
¡Domestícame!
-
¿Qué hay que hacer?
-
Hay que ser muy paciente. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en
la hierba. Te miraré de reojo y no dirás nada. La palabra es fuente de
malentendidos. Pero, cada día, podrás sentarte un poco más cerca...
Al
día siguiente volvió el principito.
-
Hubiese sido mejor venir a la misma hora - dijo el zorro -. Si vienes, por
ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres. Cuanto
más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e
inquieto, ¡descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes a cualquier
hora, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón... Los ritos son necesarios.
…………
Así
el principito domesticó al zorro.
Y
cuando se acercó la hora de la partida:
-
¡Ah!... - dijo el zorro -. Voy a llorar.
-
Tuya es la culpa. No deseaba hacerte mal pero quisiste que te domesticara...
-
Sí.
-
¡Pero vas a llorar!
-
Sí.
-
Entonces, no ganas nada.
-
Gano - dijo el zorro -, por el color del trigo.
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