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martes, 2 de julio de 2024

Manel Domínguez Navarro (Entrevista) (y 2)

CINEMA 3

Programa sobre cine en la TV3/Televisión Autonómica de Cataluña (Septiembre 1983 - Julio 2003) 

Cuando Toutain me echó a la calle en el 83, yo estaba bastante desesperado porque no sabía dónde dirigirme, ni qué hacer. Sibila Pironti, una amiga mía y mi ángel de la guarda, que es una experta en la Cábala y trabajó en algunos programas culturales de Televisión Española, me dijo que estaba punto de montarse una televisión en Barcelona. Yo le dije que no tenía ni puta idea de televisión, pero ella me dijo: "Tú preséntate porque tengo una amiga que es la directora de TV3, con Alfons Quintà, y ella te puede orientar un poco de qué tipo de exámenes van a hacer". Esta amiga de Sibila era una periodista memorable de Televisión Española que es Rosa María Calaf, que siempre llevaba el pelo teñido de colores extrañísimos, y estuvo de corresponsal en Moscú. Ella me dijo que no sabía nada de los exámenes y yo me puse la venda en los ojos y dije: "P'allá voy". 

Fueron quince días, sábados y domingos incluidos, de exámenes, mañana y tarde. Unos exámenes salvajes donde había de todo y más, desde las manchas de tinta del test de Rorschach, hasta pruebas de aritmética, gramática, geografía y yo que sé. De unas doscientas personas que nos presentamos, salimos nueve: tres para producción, tres para realización y tres para dirección. Como yo no sabía a qué dedicarme de las tres posibilidades, opté por productor, porque como ya había hecho producción de fotonovelas, pensé que de algo me servirá. Luego resultó que no tenía nada que ver, pero tiré por ahí y me funcionó durante veinte años. 

Al principio de entrar en TV3, hice varios programas como productor: Cuba, 25 anys; y Catalunya, que fue una televisión polaca que pidieron a TV3 que hiciéramos un programa repasando la vida cultural en Cataluña. Justo antes de que empezara de forma regular el Cinema 3, hice un programa musical que se llamaba Estoc de Pop, cuyo realizador era Manuel Huerga

Cinema 3 [que se empieza a emitir el 28 de mayo de 1984, después de un episodio piloto del 10 de septiembre de 1983] duraba media hora y era un programa de actualidad, con revisión de las películas que se estrenaban cada semana y visitas a los festivales de cine europeos. Al principio se emitía los lunes. Luego pasó al viernes, que es el día que cambian las carteleras. Luego al sábado, en el Canal 33, que es la segunda cadena de la TV3. Hemos pasado por todos los días posibles. El horario fue siempre entre las ocho y las nueve de la noche. 

En audiencia, al principio, llegamos a superar la audiencia media del canal. Luego fuimos bajando porque, a medida que nos iban cambiando de día, la gente se desubicaba. 

Yo era el productor, Jaume Figueras el director y había un realizador que era quien hacía el montaje final en el estudio. Lo que pasa es que Figueras me fue delegando tantas cosas poco a poco, que, al final, casi hacía yo el programa entero. Por ejemplo, en los festivales, me iba yo solo para organizarlo todo y a lo mejor Figueras aparecía un día o dos, para hacer alguna entrevista que le interesara personalmente. Pero el visionado de las películas, que eran dos o tres por día, y la mayoría de las entrevistas, me lo cargaba todo yo. 

Cuando Figueras se fue al Canal + [al programa Magacine, en 1996] porque le ofrecían más dinero, me querían poner otro director pero yo dije que ni hablar, porque ya tenía bastante conocimiento del programa como para hacérmelo yo solo, y no para que me metieran un extraño que iba a ser más problema que otra cosa. En un programa semanal no te podías permitir el lujo de esperar a que el señor director se amoldara a la mecánica del programa. Al final conseguí que me lo dieran a mí y lo estuve dirigiendo unos siete años. Cuando se acabó el programa de cine de Canal +, Figueras volvió a Barcelona y yo le propuse dirigir el programa a medias, hasta que yo me prejubilé y se quedó él solo, hasta que se acabó unos años después [en 2016]. 

Hacíamos entrevistas a directores y actores. Las entrevistas a lo mejor duraban 20 minutos pero luego lo que se emitía era sólo un par de minutos, porque había una selección y un editaje del material. Las entrevistas las hacíamos únicamente Figueras y yo, pero la selección de lo que se iba a emitir lo decidían entre Figueras y el realizador. 

Las respuestas las doblábamos al catalán, con un equipo fijo de dobladores. Pero de vez en cuando, cuando surgía un imprevisto de última hora, a veces ponía yo la voz. O sea que también hice de doblador en el programa. 

A veces nos llamaban para hacer un "one by one", una entrevista personal, en París o en Londres. Una vez, por ejemplo, me fui a Londres para entrevistar un día a Barbra Streisand y al día siguiente a Woody Allen. Las cámaras las ponía la distribuidora y cuando fui a recoger la grabación de la Streisand me dijeron que no, porque las cintas las tenía que revisar la Streisand personalmente. Esta entrevista, además, fue la única, que yo recuerde, que se emitió entera, porque eran once minutos que no tenían desperdicio. Y fue la única en la que yo quise aparecer en pantalla, porque a la Streisand yo le tenía un cariño especial desde hacía muchos años, desde que compré su primer disco. 

Nos alimentábamos mucho de los festivales, quince días allí metidos, y sacábamos unas toneladas de material que luego explotábamos convenientemente. 

Una cosa muy curiosa es que, cuando hubo rebajas de presupuesto en la casa, yo propuse, y se aceptó, hacer el programa a medias con Canal +. Teníamos un solo equipo de cámara y eso nos abarataba mucho, mucho el festival. El sistema a veces funcionó, y a veces nos peleábamos bastante. Pero bueno, fue una experiencia que estuvo bien y que duró unos tres o cuatro años. 

 

La persona con la que tuve ocasión de estar días seguidos y que fue un happening en mi vida fue Kim Novak. Una cosa que hacíamos cada año era celebrar el aniversario del programa. Cuando se acercaba el séptimo aniversario, leí en el Variety que Kim Novak estaba en Roma entrevistándose con Dario Argento para ver si hacían una película juntos, que al final no salió. Le consulté a Figueras a ver si podíamos traernos a Kim Novak y Figueras alucinó con la idea. Contacté con el representante de Kim Novak y con TV3 para hacer un presupuesto de cuánto nos costaría, las cosas funcionaron y un día aterrizó ella en Barcelona, especialmente para nosotros. La tuvimos en Barcelona tres días y pico, durante los cuales Figueras la entrevistó hasta la saciedad, para hacer presentaciones de un ciclo de sus películas, etc. etc. Además la utilizamos como presentadora y madrina de nuestro séptimo aniversario, y organicé una fiesta en el hotel Princesa Sofía bastante espectacular, con prensa, lo que nos interesaba mucho. 

Kim Novak en persona fue todo lo contrario de una diva: supercercana y cariñosa. El último día organicé una cena de despedida en uno de los mejores restaurantes de Barcelona. Ella estaba sentada en el centro de la mesa, Figueras a un lado y yo al otro, y empezó a beber un poco de vino, cosa que no había hecho en todos los días que estuvo en Barcelona, porque quería tener la cabeza despejada para todo. En un momento determinado noto la cabeza de Kim Novak en mi hombro y su voz que decía: "Beautiful". Diciéndome "qué bien lo estoy pasando, qué buena gente sois y qué estupendos tres días me habéis dado". No es que estuviera borracha, es que estaba emocionada. Claro, yo me quedé al borde de las lágrimas porque tener la cabeza de Kim Novak en mi hombro era una cosa que, ni en el más loco de mis sueños me hubiera atrevido a imaginar. La cercanía que tuvo con todos nosotros fue un amor. Encantadora. 

Al cabo de unos años [en 1997], le hicieron un homenaje en el Festival de Berlín. En un acto que le dedicaron, al que yo también fui con el equipo del programa, me acerqué a ella para ver si se acordaba de mí, y, cuando me vió, pegó un grito y corrió a abrazarme. Aquello fue muy emocionante para mí. Son las fotos que más habrás visto, con ella agarrándome las manos con las suyas. O sea, que fue un reencuentro precioso.


Ella se llama Marilyn pero le dijeron que no se podía llamar así, por razones obvias, porque nadie se iba a creer que fuera su nombre real. Fue ella misma quien escogió Kim como nombre artístico.

 Una de las historias que corrían sobre ella era que estuvo liada con Sammy Davis Jr. y que Harry Cohn, el presidente de la Columbia, la obligó a romper la relación. Cuando Figueras le hizo las entrevistas para el aniversario de Cinema 3 y le preguntó sobre este tema, ella dijo que habían sido muy amigos pero que nunca hubo sexo ni ninguna relación amorosa con Sammy Davis Jr.  

Actualmente, a sus 91 años, creo que está viviendo en una granja [en Eagle Point, Oregon] con un veterinario de caballos [su segundo marido, Robert Malloy]. Cuando hablé con ella, me comentó en privado que estaba muy metida en el tema de la meditación, y que tenía un arroyo que corría por su rancho, y que, a veces, sentía como si escuchara la voz de un jefe indio que había vivido en aquellas tierras. 

 

Una persona con la que he tenido, desde el principio, una relación maravillosa, ha sido Guillermo del Toro. Nos conocimos en Sitges, cuando él presentaba Cronos, que era su primer largometraje. Yo le hice una entrevista larguísima porque vi la película y me encantó, y fue el principio de una hermosa amistad, como dicen en Casablanca. Nos reencontramos tres o cuatro veces, en un Festival de Venecia, en otro Festival de Sitges, y he tenido una amistad muy cercana, muy cercana, que se cortó cuando él puso el pie en Hollywood y despegó su carrera. Desde entonces no nos hemos vuelto a ver. 

Es un "oso cariñoso". Es una bestia de grande, abraza que te destroza, pero es de una ternura increíble. 

Para El espinazo del diablo contrató a Carlos Giménez para hacer los diseños, pero acabaron fatal, porque Guillermo, por necesidades del rodaje, tenía que cambiar algunas cosas. Los dibujos originales no servían y Carlos tenía que hacerlos de nuevo, y así se fue creando un mal rollo que acabó en ruptura de relaciones total. Carlos es de estar trabajando en su casa y que no le "empreñen" mucho. 

Lo que lamento muchísimo es no haber tenido ocasión de hablar con él después de haber visto La forma del agua, porque es una película que me pone los pelos de punta. La encuentro maravillosa. Guillermo y yo coincidimos en que nos gustan las películas de monstruos, y una de nuestras preferidas es La mujer y el monstruo. Fue una de nuestras conversaciones de al principio de conocernos. 

 

Hablando de La mujer y el monstruo, en un aniversario del Festival de Sitges, una de las estrellas que invitaron fue Julia Adams. Cuando la entrevisto, le digo que uno de los momentos que más me gusta es cuando ella se baña en la laguna con un bañador blanco. El agua está limpia y el monstruo está sumergido y la mira desde abajo. Y ella me dice: "Sí, sí, pero ésa [la actriz que hace las escenas submarinas] no era yo. Eso se rodó en Hollywood, en un tanque de agua enorme, con una profesional de la natación." Yo no lo sabía y metí la pata. 

 

Otro tío con el que he tenido una relación muy cercana y que se cortó por el mismo motivo que Guillermo del Toro, fue Antonio Banderas. Le entrevistamos por La corte de Faraón y le he ido siguiendo durante diez o doce películas. Él es Leo, como yo, y supongo que por eso la relación es más estrecha. Aunque hay gente que no cree en los Signos del Zodíaco, yo sé por experiencia que, entre personas compatibles, las cosas se desarrollan de una manera mucho más fuerte. 

Cuando le conocí todavía estaba casado con su primera mujer [Ana Leza], que también era Leo, y recuerdo que en un Fotogramas de Plata, en Madrid, estábamos hablando los tres, "Anda, tres Leos juntos" y tal. La coña que repetí mucho con Antonio era que, después de divorciarse de su primera mujer, se casa con otra Leo, con Melanie Griffith. Pero ésta es más bien una Leo negativa, porque está como una cabra. 

Lamento muchísimo que la relación con Banderas se cortara pero me alegro por él, porque ha hecho una carrera espectacular. 

 

Otra persona muy impresionante, a la que he entrevistado varias veces, ha sido Francis Ford Coppola. La primera entrevista fue en París, por Tucker, y me quedó muy grabada porque me sentí muy inteligente. A las preguntas más bobas que le hacía, el tío me contestaba con una inteligencia, con un talento, y haciéndote creer que eras el mejor periodista del mundo, que es algo sorprendente, es un talento que sólo lo tiene Ford Coppola, y que he podido experimentar, no sólo en esa entrevista, sino en las siguientes veces en que coincidimos en diversos festivales. La película me gustó mucho y a él siempre le he encontrado un tío muy majo. 

Una vez durante una fiesta en Cannes estuve discutiendo con él sobre Kurosawa y me dijo una cosa muy curiosa que fue que él estaba trabajando en una serie de proyectos con Kurosawa, que nunca se llegaron a realizar, y me dijo que Kurosawa no tenía en Japón el mismo predicamento de mito que tenía en Occidente. 

 

Kurosawa fue otro de mis mitos. Conseguí entrevistarle dos veces, ambas en Cannes. La segunda vez fue por Los sueños de Akira Kurosawa, y me regaló un librito con ilustraciones que había hecho para la película. La primera no la recuerdo, porque mi memoria se va apagando, pero sí recuerdo que su traductora se puso al lado mía, porque Kurosawa necesitaba mirarla a ella mientras escuchaba la traducción. 

¡Ah, ya me acuerdo de la película! Era una [Rapsodia en Agosto] en la que salía Richard Gere, sobre los efectos de la bomba atómica. Hay un momento en que una anciana sale a la calle con un paraguas, hay un viento muy fuerte, el paraguas se le vuelve del revés, y parece una secuencia cómica de Chaplin. Pero realmente el momento es muy patético. Oigo a Figueras que se ríe a carcajadas y a la salida me dice: "Ya has visto qué coña ha hecho Kurosawa con la tontería ésta". Yo tenía un cabreo monumental y le dije: "¡No has entendido nada de la película y la entrevista no se la vas a hacer tú, se la voy a hacer yo, porque no te has enterado de nada!" Así fue como la hice yo, aunque tenía que hacerla Figueras, pero es que Figueras y el cine oriental no comulgan para nada. 

 

Un tío con el que estuve a punto de liarme a ostias en el Festival de Berlín fue Robert Downey Jr. Cuando fui a entrar a la habitación para la entrevista, el attaché de prensa me dice: "Tienes siete minutos". Digo: "¡Coño! ¿Cómo voy a hacer una entrevista en siete minutos?" Entro, me pongo el micro de corbata, Downey ya estaba sentado esperándome, la cámara preparada, empezamos, y yo le digo: "Me gusta tal momento en la película por esta razón". Él me responde: "Bueno, estaba en el guión". Le hago una segunda pregunta sobre otro momento de la película y el tío me dice: "Bueno, estaba en el guión". Yo ya me empiezo a mosquear. Al tercer intento de pregunta, y a la respuesta de "eso ya estaba en el guión", me cabreo, me quito el micro, y le digo: "Ni tú tienes ganas de hablar, ni yo ahora tengo ganas de entrevistarte. O sea que a la mierda." 

Abro la puerta, salgo, y el attaché de prensa me dice: "¿Pero ya has acabado la entrevista?" No estuve ni dos minutos. Le digo: "Este tío es un imbécil". "Bueno, bueno, tienes que disculparle porque ha salido de una cura de desintoxicación y no está muy normal." Yo le digo: "Pues entonces no le traigáis a un festival para que responda siempre que todo estaba en el guión, porque es una estupidez". 

Lo que pasa con esta gente es que, cuando firman el contrato para la película, firman una serie de condiciones adicionales, entre las que figura asistencia a festivales, entrevistas, conferencias de prensa, etc. Aunque el tío se haya ido a un centro de desintoxicación y haya salido cabreado con el mundo entero, eso lo tiene firmado y lo tiene que cumplir por narices. Ahora, el estado de ánimo en que te lo vas a encontrar, eso no te lo garantizan. 

 

A Keanu Reeves lo entrevisté por Matrix en Barcelona, en un hotel increíble que está en la playa de la Barceloneta, que es una torre gigantesca y espectacular. La película es de la Warner y la jefa de Warner en España, Teresa, era muy, muy amiga mía. Yo había visto la película, evidentemente, y me había parecido una plasta. Me siento para la entrevista con Keanu Reeves, que es adorable, es simpático, es encantador, pero cometió el error de preguntarme que qué me había parecido la película. Yo le dije, textualmente: "Pues me ha parecido una Serie B divertida, de esas en que los malos cogen a la chica y la encierran en un castillo, y el bueno y su amigo tienen que ir a rescatarla. Eso, mezclado con magia de laboratorio, y ya está. Una película divertida." La cara se le iba alargando a medida que me escuchaba y, cuando termino, me dice: "Bueno, eso será tu punto de vista. El mío es que es una producción de altísimo presupuesto" y tal y cual. Como ya se había creado una capa de hielo inquebrantable, yo le hice un par de preguntas más para cubrir el expediente y me fui. 

En el programa estábamos suscritos a todas las revistas de cine europeas y a la Premiere americana también. Al cabo de un año, veo una entrevista con Keanu Reeves en la Premiere americana, por el lanzamiento de Matrix 2. Me pongo a leerla y el entrevistador pregunta: "¿Cómo definirías Matrix 2?" Keanu Reeves contesta: "Es como el guión de una Serie B americana de los años 50, en que los malos secuestran a la chica y el protagonista y un amigo tienen que ir a rescatarla". Yo te juro que iba leyendo y no daba crédito, porque era exactamente todo lo que yo le había dicho de Matrix 1. Se ve que el tío, desde el año anterior, lo estuvo pensando y le pareció que era una buena forma de definir la película. Con mis propias palabras textuales y mi propio argumento. Pensé, joder, qué vueltas da la vida. 

Yo a Keanu Reeves le tenía, y lo sigo teniendo, en un gran concepto, porque había visto Pequeño Buda y me había gustado muchísimo. El tío adelgazó varios quilos para poder hacer el papel de Buda. La pena es que no tuve ocasión de volverle a entrevistar, porque me hubiera gustado muchísimo.

  

Con Salma Hayek tuve una entrevista muy divertida. Yo había visto un par de películas suyas y la recordaba como una tía buenísima, con un cuerpo impresionante. Lo que yo no sabía es que muy bajita [1'57 metros]. La entrevisté en un Festival de Berlín por Frida. Allí en Berlín lo organizan casi siempre igual: ellos te ponen el equipo de cámara, con el actor, actriz o director en una habitación y los entrevistadores vamos pasando. Cuando me toca entrar en la habitación, no me dio un ataque de risa porque dios no quiso, porque veo a Salma Hayek, con el micro de corbata preparado, sentada en un sillón que estaba colocado sobre cuatro montones de listines telefónicos. Cuando me siento y veo el tiro de cámara, me doy cuenta de que era algo preparado para que pareciera más alta. 

Es una tía muy divertida y muy lista. Como todas las sudamericanas que llegan a Hollywood, como Sofía Vergara, se vuelven muy listas. 

 

Un actor que me impresionó mucho fue Ed Harris, al que entrevisté por Pollock, que es un pintor que odio, pero tuve que hacer abstracción de mis opiniones personales, como siempre. La entrevista fue brillante brillante brillante, gracias a Ed Harris, no gracias a mí, porque es un tío tan inteligente que me dejó a cuadros. Sobrepasa el nivel de inteligencia que se le puede presuponer a un ser humano. Fue impresionante. Una claridad mental, una brillantez en las respuestas, una serie de conceptos del arte, que me deslumbró completamente. 

 

A quien conocí también en su primera película fue a François Ozon cuando presentó Sitcom en Sitges, que era en ese momento el director más joven en Francia, y al que luego entrevisté por Swimming pool, con Charlotte Rampling y Ludivine Sagnier, una actriz jovencita, muy brillante. 

Cuando terminé la entrevista con Ludivine Sagnier le dije: "Me ha gustado muchísimo la película y me he reído cantidad", y la chica me responde: "Sí, es verdad, ya era hora de que Francia tuviera su Almodóvar". Yo me quedé clavado y le dije: "Tu director es muy bueno y no le menosprecies comparándolo con ese tipo". La pobre se quedó con una cara, como diciendo "Ah, ¿es que no te gusta Almodóvar?" [Se ríe] Evidentemente, no. 

Cuando entrevisté a Ozon por Sitcom, era un jovencito que debía pesar unos 100 quilos. La siguiente vez que le ví, que fue en un Festival de Berlín ocho o diez años después, era un figurín de menos de 60 quilos. Me quedé tan alucinado que le dije "Coño, pero qué guapo estás, ¿qué has hecho?" Fue un cambio asombroso, había perdido como cuarenta quilos. 

 

A Uma Thurman sólo la entrevisté una vez, en el Festival de Cannes de 2000, donde presentaba dos películas. Una era La copa dorada, de James Ivory, y la otra Vatel. Las dos películas eran de diferentes productoras. Conseguí el permiso de una productora para entrevistarla por La copa dorada, pero no para Vatel. Cuando me siento para esperar que venga Uma Thurman, la veo que está a unos metros, haciendo otra entrevista con otro grupo de cámara. Eso en Cannes es muy normal porque los espacios no son muy grandes y a veces el jardín de un hotel se convierte en un set de entrevistas, con diversos grupos separados a pocos metros unos de otros. 

Cuando Uma Thurman se sienta conmigo para mi entrevista, yo, que soy muy lanzado para estas cosas, pero soy sincero, y te juro por mis muertos que nunca miento, le dije: "Estás tan genial en la película, que hay momentos en que me recuerdas a Bette Davis". A Uma Thurman la admiro enormemente. El caso es que la debí conquistar mucho porque, acabada la entrevista, me dice: "Ya nos veremos dentro de un rato en la entrevista para Vatel". Yo le explicó que no me han dado permiso y ella se levanta (que mide casi dos metros, por cierto) [1'81 metros] y me dice: "Espera un momento". Se va hacia una gente que había por allí, habla con ellos unos minutos, vuelve y me dice: "Esta tarde a las cinco, entrevista". Como habíamos tenido un feeling majísimo, me consiguió la segunda entrevista. 

En esos momentos Uma Thurman estaba en lo más alto. Luego no sé qué ha pasado con ella, que me parece que se ha ido difuminando. Y además no sé qué se ha hecho en la cara, que se la ha destrozado. 

 

Nicole Kidman es bastante estúpida. Tiene muy mala leche y es muy exigente y antipática. Con los directores, con la prensa y con todo el mundo. A ella la entrevisté sólo una vez, por la primera película suya que llegó a Europa, Calma total, que hizo con Sam Neill, y con Billy Zane, que me encanta. A Billy Zane le entrevisté por Titanic y es encantador, es una maravilla de persona, con un sentido del humor y una coña total total. En Calma total iba detrás de Marlon Brando de una forma escandalosa, ¿eh? Tenía una cara que parecía Marlon Brando por momentos. 

Cuando entrevisté a Nicole Kidman y vi esa cara tan blanca y pecosa, lo primero que le dije fue: "¿Cómo aguantaste las tomas en alta mar? Tú expuesta al sol te tienes que fundir." Después he ido siguiendo su carrera y entrevistado a directores que han trabajado con ella, y me han dicho que es de lo más desagradable para trabajar, de lo más exigente. Pero no una exigencia en el sentido de hacer las cosas bien, sino porque quiere todas las comodidades del mundo, no quiere subir escalones, etc. O sea, muy desagradable. 

El último que me habló fatal de ella fue Lars von Trier. Hizo una película con ella, Dogville, en que los decorados no existían, todo era terreno plano y las casas estaban dibujadas en el suelo. 

 

A Lars von Trier lo entrevisté por primera vez por Europa. Nos convocaran en Copenhague, porque estaba rodando allí. Conocí al protagonista, Jean-Marc Barr, nos fuimos viendo en sucesivos rodajes y nos hicimos muy amigos, hasta el punto de que yo tenía su teléfono de París y cuando iba por allí, le llamaba y nos tomábamos un café. Un tío muy majo, muy accesible. Tipo Antonio Banderas, que son muy normales. 

Lars von Trier es un director que me gustó mucho y que me divertí mucho en las entrevistas, porque tiene un gran sentido del humor y hace películas muy raras. 

 

Una cosa que me ha interesado siempre es el cine asiático. Para mí, el mejor director de cine chino es Zhang Yimou. Para ser un oriental, no es nada raro. Es muy majo y muy abierto. Me contó lo que había padecido para hacer sus primeras películas. Llegó a vender su sangre para transfusiones. 

 

Chen Kaige dirigió una película que me gustó mucho, llamada Adiós a mi concubina, que vi durante el Festival de Cannes de 1993, donde habla de la absurdamente llamada "Revolución Cultural" de Mao Zedong y de todos los crímenes y salvajadas que se cometieron. Le volví a entrevistar en 1996 por Luna tentadora y luego en 1999 en Cannes, por El emperador y el asesino. En esta última película hace también un papel como actor. Interpreta a Lü Buwei, el Primer Ministro de la Dinastía Qin. Cuando le hago la entrevista y le pregunto por el tema, me dice: "Yo, durante la Revolución Maoísta, era de las Juventudes Maoístas y acabé denunciando a mi propio padre por antirrevolucionario. Los soldados vinieron a nuestra casa y destrozaron la biblioteca de mi padre y su discoteca." Mientras me estaba contando esto, le empiezan a asomar unos lagrimones, y me dice: "He querido hacer un homenaje a mi padre porque Lü Buwei fue uno de los héroes históricos que él admiraba". Te juro que es la única vez que he visto llorar a un oriental. Me partió el corazón. Casi me pongo a llorar yo también. Era tanto el sentimiento de culpabilidad que tenía el pobre hombre, que me dejó muy impresionado. 

 

Cyd Charisse para mí es legendaria, desde que la vi en Cantando bajo la lluvia. Ha sido la mejor bailarina que ha pasado por las pantallas americanas. 

 

Matt Damon es súper accesible y encantador. 

 

Un director para mí legendario fue Jean Negulesco, al que pillé en sus últimos años de vida [murió en 1993] y tuve una entrevista con él de casi una hora. Me dijo que Marilyn Monroe era la mujer más cochina que había visto en su vida: en el asiento trasero de su coche tenía bragas, sostenes y todo tipo de ropa sucia. Me contó también que estaba cabreadísimo porque Cómo casarse con un millonario fue la primera película que se rodó en Cinemascope, y era la primera que tenía pensado estrenarse, pero la Fox decidió que el tema de La túnica sagrada era más comercial y la estrenaron antes que Cómo casarse con un millonario. Negulesco estaba indignadísimo por eso. 

 

Con Robert Wise tuve una entrevista de una hora. Era un ancianito encantador, encantador. Hay muchísimas películas suyas que me gustan. Ultimátum a la Tierra es mi película de ciencia ficción favorita de la historia. En cambio Sonrisas y lágrimas me pone más enfermo que otra cosa. 

 

A mí el cine de los años 40 me tiene el corazón robado porque se hacían películas artesanales, que se iluminaban de una manera magnífica. Mi película mítica de toda la historia del cine es Gilda. Cinematográficamente es un monumento, desde el punto de vista estético y desde el punto de vista narrativo. Los dos números de baile de Rita Hayworth son míticos. Más el segundo que el primero, para mi gusto. El del traje blanco, diseñado por Jean Louis

 

Una de mis experiencias perfectamente olvidables fue la vez que me invitaron a Disneyland París para hacer un reportaje sobre una película de Los Teleñecos, creo que era Los Teleñecos en Cuentos de Navidad. La película me pareció espantosa y la experiencia de Disneyland me parece la casa de los horrores. Además, mientras le hacía la entrevista a Miss Piggy, se le cayó un ojo. Frank Oz estaba tirado en el suelo, haciendo la voz de Miss Piggy y en plena entrevista se le salta un ojo. Tuvimos que tirar la cinta hacia atrás para borrar el momento. Entrevisté a Miss Piggy y a la Rana Gustavo. Te juro que te sientes muy estúpido en un momento así. Y mira que los personajes me encantaban, pero, cuando los tienes delante, ¿qué les preguntas? Además, Miss Piggy me respondía llamándome por mi nombre [se ríe]. Fue una cosa muy surrealista. Lo interesante hubiera sido entrevistar a Frank Oz, pero no se dejó. 

 

El preestreno de Titanic en Londres fue bastante inolvidable. Era una Royal Gala, con la asistencia del príncipe. Había que estar dos horas antes en el cine. Luego había una hora con una banda tocando música militar en el cine. Después de esas tres horas, empieza Titanic, que, como ya sabes, es una película cortita. Y al acabar la película, en el mismo cine, entrevista con el director, con Leonardo DiCaprio y con Kate Winslet. Creo recordar que, en total, fueron unas ocho horas. Afortunadamente me había cogido a propósito el hotel en Lexington Square, que está al lado del cine, porque ya no podía con mi alma. 

Kate Winslet estuvo muy sosa. Leo DiCaprio muy creído. Y el director más creído que DiCaprio todavía, porque está encantado de haberse conocido, este hombre. 

El momento divertido fue la entrevista con Billy Zane. Su personaje parece sacado de una película cómica de Chaplin, y se lo dije, y él me respondió con un sentido del humor increíble. 

 

Almodóvar no me gusta nada. Sus primeras películas me parecen horribles. Las del medio, cuando ya se cree que es el rey del mambo, todavía menos, porque me parecen todas pretenciosas. Todo sobre mi madre me parece insoportable. Lo de la monja preñada dando a luz en el autobús y toda esta historia, me parece monstruosa. 

Aparte, lo que me fastidia de él es que es una mala persona, por cosas que me han llegado. No es de fiar, no es de fiar para nada. Y si la persona no me gusta, y su obra tampoco, pues ya comprenderás... He tenido la suerte de no haberle entrevistado nunca. 

Si hay una película en la que he dicho "mira, no está mal" fue Matador. Pero una cosa que no le perdono es que copia y copia, y no se digna decir "esto me lo ha sugerido tal película". Copia cosas de películas que yo he reconocido. En Matador, por ejemplo, la forma en que Assumpta Serna asesina a sus amantes. En Barbarroja, de Kurosawa, en el manicomio donde está el médico protagonista, hay una ninfómana que la tienen encerrada, pero de repente se escapa y está paseando por el jardín. Un hombre se le acerca y ella se le echa encima, le ata con las mangas del kimono, se saca una aguja del moño y está a punto de clavársela en la nuca. 

¡Átame! sale de una película de William Wyler que se llama El coleccionista. El principio es exactamente el mismo. Y hay un guiño, porque la protagonista de ¡Átame! se llama Marina y la de El coleccionista, Miranda, que son nombres parecidos. 

En Todo sobre mi madre ya enseña las cartas y saca sus obsesiones con Un tranvía llamado deseo. Vale, no eres Tennessee Williams, pero quieres que tus películas parezcan guiones de Tennessee Williams.

En La piel que habito, la protagonista Elena Anaya lleva una máscara que recuerda muchísimo a la que lleva la chica de Los ojos sin rostro de Georges Franju, pero sin que tenga mucho sentido. En la película de Franju la chica lleva una máscara porque ha sufrido un accidente y tiene la cara destrozada. En la de Almodóvar, a Elena Anaya le hacen una operación de cambio de sexo y no tiene sentido que lleve una máscara, salvo que estéticamente le pareció bonito. 

Dolor y gloria es el mismo planteamiento que Ocho y medio de Fellini: un director en crisis que recuerda su historia y a sus amantes, que en el caso de Fellini son mujeres y en el caso de Almodóvar son hombres. 

Cosas de éstas tiene muchas. Yo tenía una ficha de Almodóvar donde iba anotando todas las cosas que había encontrado que eran copias de otras películas, y había un montón. 

 

Victoria Abril está bastante loca, pero de verdad. Vicente Aranda rompió con ella porque en una determinada película [La mirada del otro], ella quiso que se la reconociera en los créditos de guión y de música. Y luego está todo lo que dijo oponiéndose a la vacuna contra el Coronavirus [al que llamó "coronacirco"]. Creo que no está muy en sus cabales. 

 

Las entrevistas que hacía para Cinema 3 las aprovechaba y las vendía luego a sitios como la revista Man o el periódico La Vanguardia. En Man estuve haciendo además, durante once años, una página de cine con noticias de actualidad, que sacaba del Variety y sitios por el estilo. Para la revista Fotogramas hice también crónicas de festivales. 

Para Ultramar traduje una biografía de Romy Schneider [Una vida quemada, 1986].

  

 

Director & guionista del cortometraje EL DARRER MESTRE D'AIXA (2011) 

La traducción del título sería "El último fabricante de barcos", o carpintero de ribera. Yo iba siempre a comer a un restaurante en Blanes, al lado de mi casa, y este hombre [Fèlix Gibernau] era el padre de los dueños del restaurante y siempre estaba allí. Con el tiempo nos hicimos muy amigos, me contaba su vida y pensé que sería muy interesante hacer un cortometraje sobre su trabajo. Fuimos al Museo Marítimo de Barcelona y al Museo Marítimo de Palamós y nos salió una cosa bastante completa. Pero lo hice como un gesto de amistad hacia este hombre, y luego ya no tuve más ganas de seguir dirigiendo. 

En IMDB aparece Raül Busquets como co-director. Él era el director de fotografía y lo único que hizo fue seguir mis instrucciones. Cuando presentó el corto en el Festival de Cine de Girona, a mí me eliminó de los créditos. Y cuando se encargó él de presentar la ficha en el Registro de la Propiedad Intelectual, porque yo no estaba ese día, seguro que ya se puso así, como co-director.

 

  

Traductor para NORMA EDITORIAL 

Después de retirarme, estuve traduciendo para Norma al menos unos quince años, y lo he estado haciendo hasta hace muy poco, hasta el 2020, o algo así, cuando he perdido la vista. Cuando estás jubilado, la ley admite pequeños trabajos que no superen los 2.500 euros al mes y eso yo siempre se lo dije a Rafa Martínez, cuando empezamos a colaborar, que tuviera cuidado con la facturación, para no superar esa cifra. 

He tenido la suerte de hacer traducciones que son como para presumir. Me he hecho toda la colección de Corto Maltés excepto los dos primeros números, pero incluido también el libro de texto La Venecia secreta de Corto Maltés, que me costó dos meses traducirlo. 

Las últimas traducciones fueron muy difíciles, de esas que te plantean retos. Una fue una serie francesa llamada Río, que pasaba en Rio de Janeiro, y tenía muchos textos en portugués, en inglés y en francés. Otra, que me encanta, se llama Darwin, sobre el naturalista Charles Darwin; y la última es El verdugo. Curiosamente, en los tres casos han sido series de tres tomos, que aquí se han sacado en uno solo. 

En todas las traducciones que he hecho para Norma me han acreditado como "Manel Domínguez", no ha habido manera de que respeten el segundo apellido. Se lo he dicho a Rafa, a él le parece bien, pero luego los jefes de redacción han cortado el "Navarro". 

Para Rafa apenas tuve colaboraciones del tipo artículo o guión, salvo dos cosas que hice para los especiales de Cimoc: un artículo en el Especial Marilyn Monroe, y un guión sobre Con faldas y a lo loco, que dibujó Pepe González en el Especial Heroínas

 

 

El libro ilustrado ICONS OF THE 20TH CENTURY (2018) con LLUÍS RIBAS


En esta foto estamos Lluís Ribas y yo en una de las últimas exposiciones que hizo, en el Monasterio de Sant Cugat del Vallès, cerca de su casa. 

La idea del libro Icons of the 20th Century nació un poco entre los dos. Lluís se encontraba en un momento personal de baja forma y cada vez que hablábamos por teléfono me contaba lo mal que estaba. 

A veces pintaba cosas que le apetecían, y una de ellas fue un retrato de Virginia Woolf. Cuando me mandó una copia por correo electrónico para que lo viera, yo le dije: "Ostia, pero esto es precioso, este retrato". Un poco para ayudarle a salir del bache en el que estaba anímicamente, le dije: "¿Por qué no hacemos un libro sobre gente importante del siglo XX? Tú haces un retrato y yo pongo al lado la biografía. Te hago un texto de prueba sobre Virginia Woolf y, si te gusta, tiramos adelante." Hice una biografía corta, de un folio, le gustó y dijo: "Sí, venga, vamos a hacerlo". 

Hicimos la lista entre los dos. Yo hice primero una lista de diez nombres, y luego él fue añadiendo los que le gustaban, hasta juntar los 48 retratos, pero intentando siempre que hubiera un criterio que lo justificara, que realmente la persona, en su contexto, hubiera sido importante. 

Por ejemplo, uno de los personajes más desconocidos es una negra americana que se llama Rosa Parks, que fue la primera que se sentó en uno de los asientos reservados para blancos en un autobús. Ella venía de trabajar, estaba cansadísima, y se sentó en el único asiento que estaba vacío, que era para blancos, y cuando el revisor le llamó la atención, se negó a levantarse. Y toda la gente del autobús la apoyó, lo que fue bastante emocionante. 

Hubo biografías que se desecharon porque él no encontró fotografías adecuadas en las que basarse para hacer la ilustración, y hubo otras que él me propuso pero que a mí el personaje no me pareció digno de estar entre iconos del siglo XX. Pero lo hicimos todo de común acuerdo. Tenemos una amistad muy grande y jamás hemos tenido la mínima discusión por nada. 

Fue un libro que hicimos muy a gusto los dos. Lluís se levantaba cada mañana y hacía una pintura casi cada día. Estaba encantado y entusiasmado con la idea. 

Es un libro muy bonito que se autoeditó Lluís. Creo que esa fue su idea desde el principio, porque quería elegir el papel y que fuera una edición muy bien cuidada, y la única forma de poder hacerlo a su gusto fue autoeditárselo. Además, la fotocomposición se la hizo uno de sus dos hijos, que es una autoridad en la edición digital. 

No tengo ni idea de cuántos ejemplares se hicieron, pero no fueron muchos. El libro se puso a la venta en Amazon. No sé si se vendió mucho o poco, pero yo no he visto un duro, y creo que él perdió dinero. Yo no pensaba cobrar en absoluto por ese trabajo porque lo hice por amistad y para ayudar a Lluís, porque en ese momento lo necesitaba. Con este libro, cada día encontraba una foto nueva y decía "Mira ésta que buena es para hacer un buen retrato", y le entró una ilusión que le ayudó mucho. 

El trabajo lo hicimos todo por correo electrónico: él me mandaba sus ilustraciones y yo le mandaba mis textos. Creo que no nos vimos en persona ni una vez durante todo el transcurso de la preparación del libro, porque yo llevo viviendo en Blanes desde el 2003 y él está en Sant Cugat del Vallès, hasta que hicimos la presentación, que fue en el Reial Cercle Artistic de Barcelona, una institución dedicada a las artes plásticas, que tiene también una escuela de arte y diseño. Pero la verdad es que tuvo muy poca repercusión. 

 

 

El libro THE ART OF ENRIC (2021)

Cuando el editor americano [Michael Friedlander, de FPG] le encargó a Enric que hiciera un libro sobre su vida, Enric, que para escribir no está dotado, pero sí que lo está para hacer ilustraciones, me llamó a mí. 

El libro ha llevado cuatro años. Lo debimos empezar en el 2019, 2018. Cuando empecé a hacerlo no tenía problemas graves en la vista. Aun veía el ordenador y podía escribir. Pero cuando tuve en mis manos el libro editado, ya no podía verlo. 

La entrevista duró casi un año porque yo estoy en Blanes y Enric en Barcelona. Aparte de hablar por teléfono, de vez en cuando nos intercambiábamos correos electrónicos. Yo le mandaba las preguntas y él me enviaba las respuestas. Fue un trabajo de chinos pero a mí me gustó muchísimo hacerlo. 

El editor nos dio total libertad para lo que quisiéramos hacer y yo pensé que lo más coherente era, dado que son cosas que hemos vivido Enric y yo, hacer una entrevista, como un diálogo entre los dos, una conversación, recordando cosas. Un entrevistador de fuera de todo este ambiente no le haría las mismas preguntas que le puede hacer una persona que lo ha vivido junto con él. 

Hay juegos de palabras y hay chistes y hay cosas que en castellano tienen un sentido. La entrevista la hicimos en castellano, pero, al redactar cada capítulo, yo ya lo escribía directamente en inglés, intentando poner bromas que se parecieran a las que habíamos utilizado en la entrevista original. 

Qué lástima que el editor americano sólo haya querido hacer una edición en inglés. Yo le insistí mucho mucho mucho para que hiciera una edición española y al final no lo conseguí. La verdad es que no le hubiera costado nada hacer una edición, al mismo tiempo, en español. Es una lástima porque ahí hay mucha información sobre Selecciones. Yo incluso le había sugerido que hiciera una especie de adenda al final del tomo, con el texto original de la entrevista en español: o sea, que vendiera el libro en inglés pero con unas hojas para el texto español. El editor hizo un crowdfunding para financiar el libro y había gente que lo compraba desde Asia, lo que quiere decir que el mercado internacional es muy amplio. 

La maqueta que Enric y yo hicimos para el primer libro, la cambió el editor, que hizo lo que quiso, una especie de asesinato incalificable, y quitó mucho material que Enric consideraba imprescindible y lo sustituyó por cosas de la primera época, que Enric no quería ni ver. Yo me empeñé en hacer, para cada editorial americana para la cual Enric había trabajado, Penguin, Harlequin, y todas estas, una explicación de qué editorial era y qué tipo de cosas publicaba, y esto se lo cargó el editor. Por ejemplo, las ilustraciones de Tarzán iban en una especie de "carpeta" aparte, digamos, con su portada y un artículo hablando del personaje y cómo Harold Foster le había dado realce internacional al personaje, aparte de las películas. 

Está claro que hay mucho material para hacer un segundo libro, y, viendo el éxito de ventas, seguro que el editor quiere repetir.

Manel y Enric


(Últimos proyectos) 

Al jubilarme pensé seriamente en escribir un par de libros, ya que entonces tendría tiempo de sobra para hacerlo bien, tranquilamente y a mi gusto. Había dos temas que me tiraban mucho. Uno era mi experiencia de 20 años en la TV3, entrevistando a directores y actores. Y otro era un libro que se iba a titular Guerreros del arco iris, sobre lo que significó ser homosexual durante el Franquismo, y las experiencias, todas desagradables, ninguna positiva, de estar en un régimen represivo, con el Nacional-Catolicismo por bandera. 

Fui esbozando algunas páginas, básicamente más en el de las entrevistas de cine, pero yo estoy acostumbrado a escribir a máquina, luego en el ordenador, corrigiéndome sobre la marcha. Primero escribo las cosas tal como me surgen, sin pensarlas, y luego las releo, y, como soy mi peor crítico, las corrijo una y otra vez. No puedo trabajar dictando a otra persona, porque, al no tener todo el texto delante, no puedo corregirme a mí mismo. Si lo tengo que escuchar, me cuesta mucho más mantener en la memoria todo un párrafo entero, con sus comas y sus subordinadas, que si lo veo escrito. Y, poco a poco, fui abandonando la idea de estos dos libros. 

Lo próximo que va a salir es un libro de 258 páginas de Norma Editorial sobre Pepe González, con sus ilustraciones de Marilyn Monroe. En el libro va a haber tres textos: uno de Rafa Martínez, el editor de Norma; otro de un americano, que no sé quién es; y otro mío bastante extenso sobre mi relación con Pepe. Es un texto nuevo, que escribí cuando se inició el libro, que creo que fue en el 2021. Más adelante, Luis Martínez, el redactor jefe, me dijo que esto iba a ser un libro sobre Pepe en general. A mí ya me parecía raro que consiguieran encontrar tantas Marilyns como para llenar un libro. [El libro El arte de Pepe González finalmente se publicó en junio de 2024, con 284 páginas.] 

[El dibujo de la página 6] es la primera ilustración que Pepe hizo de Marilyn Monroe y me la regaló a mí. Esa y el retrato de Gina Lollobrigida [de la página 7]. Pepe me los regaló y Rafa me compró la ilustración de Marilyn para esta edición. 

 

¿Nunca te planteaste, a lo largo de tu carrera, dedicarte a escribir cuentos o novelas? 

Tuve ideas pero me faltaron las ganas de arriesgarme, porque yo he sido siempre muy pragmático para estas cosas, y si no he tenido un editor que me pagara por el trabajo hecho, yo no me arriesgaba. Como no tenía a tiro ninguna editorial que me pudiera publicar, pues me fui retrayendo y al final acabé sin hacer nada. Ideas tenía, ideas tenía a montones. Pero la vida es lo que es, te lleva por donde te lleva, y ya está. 


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En Internet están disponibles otras tres entrevistas anteriores con Manel, todas ellas muy recomendables:

- En Tebeosfera.com, la de Manuel Barrero

- En ivoox.com, el podcast Fasebonus Cápsula 69 (Audio)

- Y la entrevista de video de Marcos Ordóñez en su serie Cómics XXI

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